Un cuentro sobre Dení

 

Por Enrique Dávalos- Raíces en resistencia.

Compas, lo que sigue es un cuento inspirado por los últimos comunicados zapatistas, en especial por la sorpresiva Tercera Parte: Para entender la perspectiva y por tanto la táctica de lucha zapatista hay que situar la mirada 120 años adelante de hoy. Este cuento es ficción pero cualquier parecido con los dilemas que se nos vienen no es mera coincidencia. 

Gracias por tus valiosos comentarios, querida Rosa María. 


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“Entonces nosotros tenemos que luchar para que esa niña, que va a nacer en 120 años, sea libre y sea lo que le dé la gana ser. Entonces no estamos luchando para que esa niña sea zapatista o partidista o lo que sea, sino que ella pueda elegir, cuando tenga juicio, cuál es su camino. Y no sólo que pueda decidir libremente, también y, sobre todo, que se haga responsable de esa decisión. Es decir, que tome en cuenta que todas las decisiones, lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, tienen consecuencias. Entonces se trata de que esa niña crezca con todos los elementos para tomar una decisión y para hacerse responsable de sus consecuencias.”

Subcomandante Insurgente Moisés

 

2030, en un lugar del sureste mexicano

La niña sabe. Mira orgullosa la caravana de vehículos que acompañan a esa mujer menuda y sonriente que es vocera de los pueblos y candidata independiente a la presidencia de la república. La niña bien entiende cuando la vocera es presentada como mujer originaria y madre buscadora que lleva años rastreando qué pasó con su hija y su esposo. La Guardia Nacional se los robó acusándoles de "migrantes". Desde entonces están desaparecidos.

Lo que la niña no sabe es que la nieta de su tataranieta vivirá dentro de 120 años y sobrevivirá la tormenta que en breve destruirá mucho de la llamada "civilización moderna" contra cuya racista racionalidad  ella, su familia y su pueblo luchan sin descanso.  

 

2030, Ciudad de México

Cuando los sistemas funcionan normalmente el determinismo estructural pesa más que el libre albedrío individual y colectivo. Pero en tiempos de crisis y transición el factor de libre albedrío se vuelve fundamental.

Immanuel Wallerstein. Utopística

 

Llegan las elecciones presidenciales que, como siempre, son un acertijo que confunde y divide a la izquierda. Hay, como de costumbre, dos candidatos mayores. Uno, al que llamaremos Primero dice inspirarse en los expresidentes Bolsanaro y Bukerque, así como en Dios. Y otro, que llamaremos Segundo. se asemeja al uruguayo expresidente, José Mujica.

Apoyado en citas descontextualizadas de la Biblia, Primero llama a expulsar migrantes, encerrar pandilleros y reducir a como de lugar tanta población que según él “sobra”. Es el puntero en las encuestas. Carismático y bien parecido, dinámico y cínico, sabe que su macabro y fascista programa requiere el voto y el apoyo decidido no sólo de los suyos, los blancos mexicanos “de buena cuna”. Tiene también que convencer a mujeres y jóvenes y capitalizar el miedo, ese denso sentipensar que abruma a una sociedad desesperada, dolida y desesperanzada.

Por su parte, Segundo es un hombre mayor, un bonachón decidido que radia empatía. Desafortunadamente para él llega a las elecciones después de doce años de gobierno progresista que tras un brillante impulso inicial se ha desinflado. Su pragmatismo e inmediatismo y su cercanía con el poder convirtió al “partido del cambio” en una réplica del tirano corrupto que decía combatir. Ahogado en las contradicciones de su partido, es muy poco lo que Segundo puede ofrecer para esperanzar a su base. Su carta más valiosa: ser el candidato “contra el fascismo.”

Entre rencillas personales y visiones disparadas, la izquierda radical y la anticapitalista está -, como siempre- fragmentada sin remedio. Unos llaman a votar por Segundo, aterrados de que Primero suba al poder. “Todos contra el enemigo principal”, gritan con la adrenalina alta. “Recuerden lo que pasó en Alemania”, agregan sus intelectuales: “La división entre comunistas y socialdemócratas abrió las puertas a Hitler.” En oposición,  otros denuncian las elecciones como lo que son, un engaño del sistema. No quieren saber nada de candidatos ni de votos. Sin embargo, no ofrecen camino a millones de personas del campo y la ciudad que sí están atentan a las elecciones, que sí escuchan a los candidatos. La contienda electoral está moldeando su visión del mundo sobre lo que ocurre, lo que es deseable, posible y justo.  

Compa Tercera, la candidata indígena y madre buscadora no tiene partido ni posibilidades o deseos de ganar. Aun así se abre camino en la contienda electoral. Una cadena de radio cercana a los progresistas la presiona en una entrevista: ¿no sería prudente que se retirara y diera su voto a Segundo y ayudarle a derrotar a Primero? ¿No está dividiendo el voto de quienes creen en la democracia? Compa Tercera medita y contesta algo como esto:

“El voto es secreto y no revelaré el mío. Que cada quien vote por el que le guste o que no vote; yo no les diré cómo votar. Sólo hago un par de precisiones. Primero ciertamente es un ´niño bien´ macho, arrogante y bravucón que se cree guerrero y que en su estupidez está confiado en que podrá amansar la bestia capitalista y montarla para provecho propio. Un ser despreciable, pues. Segundo, en cambio, tiene ciertamente buenas ideas e intenciones pero la bestia se ha chupado a su partido y sus propuestas no son sino una miseria de lo que lograron ser. Quizás logre obstaculizar algo a los fascistas y seguir con las dádivas a ciertos pobres, pero el precio es muy alto: su incapacidad para transformar el sistema es una ilusión mortal. Después de doce años de gobierno, su partido terminó asimilando muchos activistas, desmoralizado muchos movimientos y provocado que otros tantos se disolvieran. No puedo confiar en él.”

Meses después, Primero gana. En su discurso inaugural invoca a Porfirio Díaz y menciona a Milei y a Trump. Promete mucho pero es muy poco lo que en verdad puede gobernar.

La vida en 2030 tiene muchos desafíos. La gasolina escasea y el litro cuesta miles de pesos (más o menos $500 si estuviéramos en 2023). Todas las manufacturas de autos gabachos han quebrado y adquirir un cochecito chino o japonés cuesta millones de pesos. El transporte público también se ha ido a los cielos y escasea. Los peseros locales y precarios regresan pero el flujo de personas y bienes se ha reducido tremendamente. A fin de cuentas, ¿a dónde ir? El desempleo es la norma y la “informalidad” se acerca al 90% de todos los trabajos. Los indigentes parecen ser ya la tercera parte de la población. Mucha gente de plano acepta trabajar sin paga, sólo por la comida y ni siquiera así encuentran chamba. La esclavitud ha repuntado ahora apoyada en nuevas tecnologías: un ingenioso collar eléctrico diseñado por una empresa israelí se ciñe al cuello de los condenados a trabajos forzados; una vez puesto no puede quitarse ni permite escapar o rebelarse sin recibir una descarga paralizante. El agua también escasea y un garrafón, viejo, sin tapa y con un olor sospechoso, cuesta hasta $1,000. Las tortillas, la res, pollo y las verduras ni se diga. La carne de cerdo, la lecha y casi todas las frutas han desparecido. Los robos están a la orden del día. Las bandas y la policía, difíciles de distinguir,  no dejan de joder, asaltar, extorsionar, secuestrar y asesinar. No hay joven que no pertenezca a una, por convicción u obligación. El aire de la ciudad apesta; toda la población sufre gripe, alguna forma de Covid o se contagia del coxsackie, ese virus raro que en el invierno de 2023 atacaba simultáneamente las vías respiratorias, el sistema digestivo y la piel de los infantes.

 

3031, en un lugar entre Michoacán, Guerrero y Oaxaca

“Autonomía es el modo de hacer que adoptan las comunidades en resistencia. La comunidad es la forma política que asumen los de abajo para cambiar el mundo.”

Raúl Zibechi, “La comunidad autónoma urbana. El mundo nuevo en el corazón del viejo.”

 

La campaña de Compa Tercera fue brillante y al final logró entusiasmar a millones. Su mensaje era simple: el capitalismo nos mata y tejer comunidad es nuestra medicina. Sus palabras convencían sin dificultad. Pues las experiencias diarias lo comprueban. Su sentir/pensar resonó en la conciencia y en el corazón de quienes por años han buscado cambiar el sistema sin lograrlo. Ahora la voracidad del capitalismo y sus consecuencias son mas evidentes.

Aún así, muchos en la izquierda evaluaron que la campaña fue un “fracaso” pues no hubo forma de hacerles entender que ella no buscaba ganar las elecciones ni tomar el poder sino buscar rebeldías y tejer resistencias por la vida. No les entraba que el capitalismo no puede educarse, reformarse, domesticarse ni utilizarse. Que no nos queda sino destruirlo. En uno de sus discursos, ella explicaba:

“¿Qué es el capitalismo? El gobierno de los ricos, sin duda, pero no sólo. El capitalismo es un sistema de dominación, es el más avanzado creado en la historia de la humanidad. Es una bestia de mil cabezas avariciosa, poderosa, asesina e incontrolable. Su poder nos roba el dinero, cierto, pero además atrapa nuestro trabajo, nuestros cuerpos, mentes, familias y vecinos. El capitalismo es una punta de ricos y millonarios que defienden y se benefician de la bestia y están armados hasta los dientes. Todo esto va dentro del capitalismo y todo esto hay que destruirlo. ¿Cómo? El virus de la rebeldía debilita a la bestia, la intoxica, es su veneno. Y cuando se hace digna hace florecer comunidades autónomas que tejen un mundo nuevo.”

Sus ideas avanzan entre el caos. Las instituciones de “bienestar social” del gobierno se desinflan sin remedio. Por eso, igual que cuando el terremoto golpeó la Ciudad de México o el huracán Otis devastó Acapulco, en muchas colonias, barrios y pueblos la gente comienza a buscar alternativas de vida, y así van tejiendo comunidades. Su propósito no es confrontar al estado ni tomarlo ni derrocarlo; simplemente lo ignoran, lo sortean y lo torean lo más que pueden. Mil iniciativas surgen tomando control desde abajo de todas las esferas de la vida; surgen por todos lados y hacen enloquecer a la bestia que siente que su poder se derrite allá abajo.ideas convencen sin dificultad. Las experiencias diarias lo comprueban. Cuando las instituciones de “bienestar social” se desinflan sin remedio, en muchas colonias, barrios y pueblos la gente comienza a buscar alternativas que van tejiendo comunidades y que no buscan confrontar al estado, y que simplemente lo sortean y lo torean lo más que pueden. Mil iniciativas surgen tomando control desde abajo de todas las esferas de la vida. Surgen por todos lados y hacen enloquecer a la bestia que siente que su poder se derrite allá abajo.

De las ciudades salen mujeres a visitar pueblos campesinos vecinos y pedirles consejo para cultivar la tierra, aprovechar el agua y producir alimento.

Voces preocupadas arriba llaman a ilegalizar y reprimir esas experiencias que la bestia no controla. En su tiempo así lo hicieron contra las parteras, los hierberos y la medicina homeopática. Pero la explosión de experiencias comunitarias parece irresistible o, simplemente, natural que se reproduzcan ante la inexistencia de alternativas –estatales o empresariales-- en educación, salud, alimentación, seguridad y cultura.

Primero, ahora presidente, comete el error de su vida cancelando el presupuesto a todos los programas de asistencia social creados por los gobiernos anteriores. Bueno, no tenía muchas opciones estando en déficit permanente. Desmoralizados y desempleados, los partidarios de Segundo abandonan la resistencia. Pero las seguidoras de Compa Tercera, acostumbradas ya de por sí a pelear sin  presupuesto ni “beca solidaridad” retoman proyectos y así potencian la construcción de comunidades. Usando instalaciones abandonadas y enmohecidas reviven programas de desayuno infantil como hicieran las Panteras Negras en los 1960s, o clínicas de salud autónoma inspiradas en los caracoles. Como flores en primavera las comunidades autónomas empiezan a llenar la pradera de colores. Su proliferación es la fuerza que las hace imbatibles.

 

2050, en casi cualquier lugar del Planeta Tierra

“Son, en cualquier caso, muchos los expertos que estiman que, de no modificarse drásticamente las reglas del juego, el colapso del que hablo podría verificarse en los años que median entre 2020 y 2050.”

Carlos Taibo. Colapso: Capitalismo terminal, transición ecosocial y ecofascismo

 

“El mundo está construido sobre un muro que separa a los desiguales. Dile a ambos lados que no hay muro, y habrás provocado una guerra. O una masacre.”

— Lt. Joshi, Blade Runner 2049

 

El conflicto por los escasos recursos sigue y la bestia ha escarmentado  varias veces a pueblos que, como el palestino, le desafiaron. La hidra-bestia está debilitada sin duda. Está sufriendo fuertes golpes y no le han nacido nuevas cabezas. Peleando contra sí misma, la bestia se cortó en dos, luego en tres y ahora en más de diez sistemas rivales uno de otro. Enanos asesinos en lucha entre sí y todos contra pueblos que florecen de autonomía. Primero ha pasado una ley. Es tan barroca como el decreto de 2024 que elevó el precio del impuesto en Ecatepec por servicio de agua a pesar de que nunca llegaba a las casas. La nueva ley convierte en delito “socavar los servicios médicos, educativos, agrícolas, alimentarios, de agua y energía del estado” y castiga a quien se “atribuya” los llamados “proyectos comunitarios”.

La gente se burla. ¿Socavar proyectos que simplemente no existen? No importa; policías, soldados y guardias nacionales preparan los cuchillos. Azuzan paramilitares y pandilleros arrepentidos que “se han acercado al Señor”. Pero excepto los “cristianos redimidos”, la mayoría de los pandilleros han dejado las bandas de carteles que como instituciones capitalistas globalizadas ahora son insostenibles. Como muchos otros, los ex pandilleros ahora se dedican, no sin contradicciones, al trabajo comunitario. Ante la inminencia de la represión, los colectivos comunitarios finalmente han dejado de lado sus eternas rencillas y preparan un plan de defensa amplio y sustancioso. Policías mujeres arrestan a la Compa Tercera. Se provoca un levantamiento que es ahogado en sangre.

Se escuchan gritos, drones y disparos; luego llanto y silencio pero la lucha sigue...

 

2143, en un lugar del sureste mexicano y en muchas montañas de la Madre Tierra    

¿Por qué decimos que a la pesadilla que ya está, y que no hará sino empeorar, seguirá un despertar? 

Subcomandante Insurgente Moisés

 

Millones de comunidades francamente anticapitalistas prevalecen en el planeta. Son de muchos colores, tamaños, formas y modos. Han sobrevivido la hecatombe más brutal en la historia y están convencidas en lo más profundo de no regresar al mundo que la provocó. La mayoría de los estados han dejado de existir. La Madre Tierra está sumamente enferma pero por ella y con ella luchan por su reconstitución. Áreas verdes con agua pura empiezan a brotar tímidamente por doquier. A diario se hacen memoriales de los millones que fallecieron durante el colapso y bajo las patas asesinas de la bestia. A lo lejos se ve una muchacha, va andando, la vemos de espaldas, se ve saludable, decidida. Se llama Dení y anda hacia el porvenir, alegre, optimista y responsable ante su futuro.   


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